¡Regálate esta Navidad un acto de autocompasión!

Diciembre suele ser un mes que pone a prueba nuestro bienestar emocional. Para muchos, es un mes intenso donde caemos en un sube y baja de emociones. Una buena manera de sobrellevar estas fechas es practicando la autocompasión.

Autocompasion

Creo que considerar, aceptar, escuchar e integrar los sentimientos y las emociones es fundamental para establecer una relación sólida con uno mismo. No se trata de buscar soluciones, sino de observar lo que sucede en tu cuerpo, mente y espíritu cuando experimentas esas emociones. Al aceptar todas tus emociones – sean grandes, pequeñas, positivas, incómodas – te demuestras compasión a ti misma.

Te comparto algunas claves para cultivar la compasión mediante el autoconocimiento que aprendí en una clase con la Dra. Ellen Vora, psiquiatra con enfoque en medicina funcional.

Darnos permiso para percibir nuestros sentimientos

Vivimos en una cultura que le tiene fobia a las emociones. A la mayoría de nosotros nos enseñaron a valorar el estoicismo. Celebramos cuando alguien es racional o frío, y vemos con debilidad a quien es sensible o vulnerable. Si lloramos, pedimos disculpas, nos escondemos o tratamos de contenernos para que nuestro llanto pase desapercibido. Con preocupación observo entre mis clientes, que pertenecen a una generación a la cual le resulta muy difícil ser emocionalmente resiliente y a otra que es señalada de «frágil» por expresar lo que siente y priorizar sus emociones.

Según la Dra. Ellen Vora, debemos aceptar que “nos equivocamos” y que al contener nuestros sentimientos no nos irá bien. Ella sugiere adoptar un enfoque en el que nos permitamos percibir nuestras emociones en lugar de resistirlas, dejando que, como una ola, lleguen a su altura máxima y luego se disuelvan.

Es importante tener en cuenta que las emociones no se pueden ocultar ni desaparecer; se alojan en nuestros cuerpos y pasan de ser algo emocional a algo físico. Dolores crónicos, enfermedades, insensibilidad o rabia contenida son indicaciones de que no estamos fluyendo con nuestras emociones. Como escuché una vez en un seminario: “Lo que resiste, persiste, y el dolor es el precio que pagas por aguantar tu vida”. En lugar de huir de tus emociones, sumérgete en ellas, déjalas crecer hasta alcanzar su punto máximo y trabaja en ellas hasta que se disipen.

Enfócate en el proceso, no en el resultado

Vivimos en una cultura obsesionada con los resultados: ¿Cómo te fue? ¿Qué calificación obtuviste? ¿Cuántos “me gusta” recibiste? Este enfoque nos aleja del valor del proceso. La realidad es que los resultados dependen de factores externos, pero el proceso está bajo nuestro control y es donde ejercemos nuestra responsabilidad personal.

Enfocarte en el proceso significa mostrarte tal cual eres, hacer un esfuerzo razonable y luego permanecer desconectada del resultado. Pregúntate: ¿Con qué actitud me mostré? ¿Hice lo mejor que podía? ¿Cómo puedo mejorar la próxima vez? Cuando estamos en un estado mental más tranquilo, podemos aprender de todo, incluso de aquello que no salió como esperábamos.

Deja de complacer a todos

Cuando nos enfocamos en los resultados, tendemos a convertirnos en lo que los demás esperan de nosotros. El problema es que, al tratar de complacer a otros, nos traicionamos a nosotros mismos. Muchas veces nos alejamos de lo que realmente queremos y necesitamos.

El mundo nos ha enseñado a “ser buenas chicas”: complacer a los demás, no decepcionarlos. Esto nos condicionó para acallar nuestra sabiduría interior, esa voz que nos dice lo que realmente queremos y necesitamos. Reconectar con esta voz requiere tiempo y espacio para explorar nuestros deseos más profundos y aprender el lenguaje de nuestro propio cuerpo.

Para el diálogo interno negativo

Todos fuimos condicionados en la infancia, no porque nuestros padres o cuidadores fueran malos, sino por las dinámicas de la vida. Muchas veces, debido al cansancio o al estrés, se utilizaban frases como: “Será mejor que seas una buena niña y hagas caso”. Estas palabras nos enseñaron a creer que complacer a otros nos protegería del abandono.

Para los niños, hacer rabietas es una forma de desarrollar conexión y reconocer lo que quieren. Si no tuviste la libertad de hacerlo de niña, te animo a que lo hagas de adulta en un lugar seguro, como con un terapeuta que te guíe en el proceso.

Despídete del perfeccionismo

Deja de tratar de ser perfecta y de aguantar todo lo que te rodea, no es saludable. Cuando nuestros padres ponían atención solo en los momentos de logro, aprendimos a creer que nuestros éxitos nos hacen dignos de amor y que nuestros “fracasos” no. Esto es falso. Experimenta lanzando algo que no sea perfecto, pero de lo que te sientas orgullosa, como yo hice al crear este blog.

Decir tu verdad y que alguien te acepte tal cual eres es terapéutico. Sentirnos apoyados por una comunidad es esencial. Gracias por ser parte de la mía.

Nutre tus relaciones

Aunque establecer una relación sólida contigo misma es esencial, los lazos que formamos con otros también son fundamentales para nuestro bienestar. Las relaciones – sean sentimentales, familiares, amistosas o comunitarias – son una muestra de nuestra capacidad de amar y de recibir amor.

A lo largo de la vida, nuestras relaciones cambian y satisfacen diferentes necesidades. Es importante reconocer cuándo una relación nos apoya y cuándo nos afecta negativamente. Las relaciones saludables se basan en dar y recibir. Aunque requieren trabajo, al final del día deben hacernos sentir bien y aportar positivamente a nuestras vidas.

Hoy y siempre regálate el mejor presente: amor propio y autocompasión

La Navidad y el cierre de año son momentos únicos para reflexionar, reconectar con nuestras emociones y priorizar nuestra salud emocional. Practicar la autocompasión no solo nos ayuda a enfrentar desafíos, sino que también nos prepara para construir una relación sólida con nosotros mismos y con los demás.

Regálate este año un acto de amor hacia ti misma: acepta tus emociones, deja de buscar la perfección y nutre las relaciones que realmente importan. Si necesitas apoyo para comenzar este camino de autocompasión, no dudes en buscar ayuda profesional o apoyarte en tu comunidad.

¡Es momento de elegirte a ti! Comparte este artículo con alguien que pueda necesitar estas palabras de aliento en estas fechas. Y si te gustaría seguir leyendo sobre bienestar emocional, suscríbete al blog y sé parte de nuestra comunidad. ¡Te esperamos!

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    Germán
    28 de December de 2024

    Muy apropiado, claro y asertivo. Muchas gracias!

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      Rossana
      30 de December de 2024

      Gracias por tu comentario!Me ayuda a crear mejor contenido

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    Hola,
    soy Rossana

    Lidiaba con varias condiciones crónicas, tomando medicamentos para sentirme mejor, pero nada me curaba. Aunque desde afuera parecía que todo estaba bien, por dentro me sentía agotada y vacía, como si me estuviera apagando lentamente. Sin respuestas claras y sin motivación para seguir, mi vida se tornaba cada vez más oscura.