Silenciosa o de bajo grado nos referimos al tipo de inflamación crónica cuyos síntomas solemos “normalizar” por desconocimiento: el sentirnos agotadas sin razón aparente, el padecer infecciones recurrentes, o un continuo malestar digestivo sin una causa evidente. Deja de normalizar eso que tu cuerpo alerta a través de manifestaciones cotidianas: la inflamación crónica.
La inflamación silenciosa, una alarma hipersensible
Imagina que tienes una alarma de humo en tu casa que funciona perfectamente cuando hay un incendio real. Pero de repente se vuelve hipersensible y comienza a sonar por todo: cuando cocinas, cuando usas el secador de pelo, cuando enciendes una vela aromática.
Al principio intentas apagarla cada vez que suena, pero eventualmente te acostumbras a su pitido constante. Dejas de prestarle atención, pero ese sonido de fondo está ahí, molestando, causando estrés, impidiendo que descanses bien, afectando tu concentración.
La inflamación crónica opera exactamente así: tu sistema inmune (la alarma) reacciona a cosas que no deberían ser amenazas, pero como el «ruido» es constante y de bajo nivel, te acostumbras y no te percatas del daño que esa silenciosa inflamación produce en tu bienestar cotidiano.
¿Cuándo normalizamos los síntomas de una inflamación silenciosa?
Cuando aparece una infección, lesión o toxinas en tu cuerpo—en general algo nocivo que puede hacerle daño—la inflamación se manifiesta como un proceso natural de tu organismo para combatir tales malestares, un mecanismo inteligente que busca mantenerte viva y sana. Liberará sustancias químicas como anticuerpos o proteínas y enviará un mayor flujo de sangre hacia el área dañada, para así desencadenar una respuesta precisa de tu sistema inmunitario.
Esta es una respuesta rápida, inmediata y corta en el tiempo: es una buena inflamación. Su propósito es noble: proteger y eliminar los microorganismos invasores que pueden ser dañinos para nuestro cuerpo. Pero si nuestro sistema inmune se excede en esta respuesta, puede resultar perjudicial y generar una inflamación silenciosa.
¿Y si dicha protección se transforma en amenaza?
Esto ocurrirá cuando nuestro sistema inmune normaliza la alerta y, por ende, la reacción ante lo que considera extraño. Es como si siguiera detectando la presencia de un intruso que ya no está. Sostenida en el tiempo esa inflamación silenciosa puede tornarse peligrosa, acarrearía la pérdida de función de muchos procesos fisiológicos vitales.
Aunque sea una inflamación crónica de bajo grado -es decir, una forma más lenta y generalmente menos severa- al manifestarse de forma recurrente, desregula “todas las funciones del organismo y va a desarrollar patologías de todo tipo, infecciones crónicas como cáncer, alergias y otros procesos como asma y autoinmunidad», tal y como asevera el inmunólogo español Marcos López Hoyos.
La inflamación silenciosa que aturde
1. Infecciones o lesiones no resueltas
La inflamación puede persistir porque una infección o una lesión no se han curado bien. Tu cuerpo sigue «intentando reparar» algo que nunca terminó de sanar.
2. Trastornos autoinmunes que confunden a tu sistema
En casos donde el sistema inmunitario ataca por error a un tejido sano o al sistema en general, la inflamación se perpetúa sin una causa externa real.
3. Exposición continua a irritantes
La exposición prolongada a sustancias irritantes como el aire contaminado, químicos industriales, productos de limpieza tóxicos o materiales sintéticos mantiene el sistema en estado de alerta constante.
4. Cambio radical de vida en los últimos 50 años
Este punto es crucial y debe discutirse con la profundidad necesaria. Muchos estudios indican que nuestra microbiota (los microorganismos de nuestro sistema digestivo) ha ido variando dramáticamente para mal con la industrialización.
Comemos más procesados, más cosas dañinas para nuestra salud, y se rompe ese equilibrio delicado entre bacterias buenas y oportunistas.
Si a esto añadimos el modo de vida “inflamatorio” de la sociedad contemporánea resumido en:
- Dormir poco y mal
- Estrés crónico y cortisol en exceso
- Fumar activa y pasivamente
- Consumo regular de alcohol
- Alimentación rica en grasas saturadas y azúcares refinados
- Sedentarismo extremo
- Falta de exposición solar y deficiencia de vitamina D
La normalización de la inflamación silenciosa
Pensemos en un corte en la mano: habrá dolor, la zona se abultará, se enrojecerá y, si el corte es profundo, puede que perdamos movilidad temporalmente. Así ocurre, más o menos, con todos los órganos que se inflaman.
Pero no es tan sencillo percibir la inflamación crónica de bajo impacto, y menos aún diagnosticarla. Los síntomas para esta anormal condición son tan comunes en nuestra sociedad que nos hemos acostumbrado a ellos de forma inconsciente. En otras palabras, normalizamos el tener un estado de cansancio crónico, una debilidad constante, unas infecciones recurrentes, o las gripes estacionales.
Señales claras que no debes normalizar
1. Tu piel: Siendo el órgano más grande, muchas son las células inmunes bajo tu piel, por lo que en ella brote será el primer indicador a considerar. Fíjate si tienes:
- Eccemas recurrentes
- Sarpullidos sin causa aparente
- Urticarias crónicas
- Piel que se ve apagada o prematuramente envejecida
2. Tu cabello y uñas: Su calidad refleja tu estado interno. Si están quebradizos, sin brillo y carentes de humectación puede ser indicador de que algo no va bien a nivel sistémico.
3. Tu sistema digestivo: El fijarnos en su conjunto puede revelarnos mucho sobre la inflamación. Observa si tienes llagas bucales, digestiones pesadas y prolongadas, dificultades para tragar, flatulencias excesivas, cambios en el patrón intestinal (estreñimiento/diarrea), abdomen distendido aunque poco hayas comido o dolor abdominal sin causa identificada.
4. Síntomas neurológicos y emocionales:
- Dificultad para conciliar o mantener el sueño
- Ansiedad que parece surgir de la nada
- Dificultad para concentrarte
- Cambios de humor inexplicables
- Sensación de «neblina mental»
5. Infecciones recurrentes: Sin duda, las infecciones recurrentes son el indicador más claro de que hay inflamación silenciosa. El sistema inmune trabaja constantemente para reparar, pero si no hace otra cosa sino constantemente reparar y reparar, queda exhausto y no rinde igual.
Así, comenzamos a experimentar con más frecuencia:otitis recurrentes, amigdalitis frecuentes, sinusitis crónica, cistitis de repetición, o cualquier otra enfermedad que termine en «itis»
Poner “oído” a la inflación silenciosa
Hay marcadores bioquímicos que brindan pistas importantes, pero es esencial ir al punto de origen. Por ejemplo:
- A quien tiene hipotiroidismo se le inflama la tiroides
- A quien tiene celiaquía, se le disparan determinados anticuerpos específicos
- A quien tiene artritis reumatoide, aparecen marcadores inflamatorios característicos
Los marcadores de laboratorio útiles:
- Proteína C reactiva de alta sensibilidad (PCR-hs)
- Velocidad de sedimentación globular (VSG)
- Interleucina-6 (IL-6)
- Factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α)
- Panel de autoinmunidad completo
¿Cómo apagar tu alarma normalizadora?
Mi abuelo me confesó alguna vez: «El cuerpo es un libro abierto, nos da señales por todos lados. Cuando nos dice algo muchas veces, hay que hacerle caso.»
Si ya has iniciado el incendio inflamatorio, cuanto antes lo reviertas, mejor.
Paso 1: Cambios cruciales en tu estilo de vida
Lo primero es optimizar el peso corporal y mejorar los hábitos de vida, tales como:
- Alimentate de forma antiinflamatoria: Reduce alimentos procesados, azúcares refinados, aceites vegetales industriales
- Incluye en tu dieta: Vegetales de colores variados, frutas ricas en antioxidantes, pescados grasos, nueces y semillas de forma abundante.
- Gestiona el estrés: Técnicas de respiración, meditación, yoga, conexión con la naturaleza
- Procura un sueño reparador: 7-9 horas de sueño de calidad en horarios regulares
- Muévete regularmente: No necesitas ejercicio extenuante, pero sí movimiento consistente
- Exponte al sol de forma responsable: Para optimizar los niveles de vitamina D
Paso 2: Apoyo profesional especializado
Si observas que empeoras tu intolerancia a ciertos alimentos o que los síntomas persisten, te recomiendo consultar a un especialista en nutrición funcional que pueda ayudarte a hacer cambios específicos y personalizados, tales como:
- Identificar tus sensibilidades alimentarias específicas
- Practicar un protocolo de eliminación y reintroducción de alimentos
- Suplementar con antioxidantes específicos
- Uso de probióticos con cepas validadas para tu condición particular
- Apoyo nutricional dirigido a sanar el intestino permeable
Paso 3: Escucha tu cuerpo sabiamente
Una eficaz forma de prevención inflamatoria es escuchar y observar tu cuerpo constantemente. Como decía mi abuelo: «es un libro abierto», nos emite señales por todos lados. Desarrolla el hábito de preguntarte:
- ¿Cómo me siento después de comer ciertos alimentos?
- ¿Qué patrones noto en mi energía a lo largo del día?
- ¿Cómo responde mi cuerpo al estrés?
- ¿Qué mejora o empeora mis síntomas?
Alguna vez fui también una “normalizadora”
Durante años, fui de médico en médico buscando respuestas para mis síntomas. Me sentía cansada sin explicación, tenía problemas digestivos constantes, mi peso fluctuaba sin razón aparente, y me dijeron repetidamente que era «normal» o que todo «estaba en mi cabeza».
Solo cuando fui instruyéndome y tomando un papel activo en mi salud, pude encontrar las respuestas y, más importante áun, las soluciones.
Tu cuerpo no está fallando. Está comunicándose contigo de la única manera que puede. Aprender a escuchar y responder a estas señales es el primer paso hacia la recuperación de tu vitalidad natural.
Por tanto, esta condición anormal de inflamación silenciosa no apareció en tu vida de la noche a la mañana, como instantánea no será su solución. Es un peregrinar que requiere paciencia, autocompasión y, sobre todo, consistencia.
He visto mujeres transformar completamente su salud y su vida al abordar la inflamación crónica de manera integral. Algunas notan cambios significativos en pocas semanas, otras necesitan meses de trabajo constante. Lo importante es comenzar y mantenerse enfocada en ese avanzar, más que en la perfección.
Claves para el gradual avance antiinflamatorio
- Enfoque gradual: Cambia una cosa a la vez para que sea sostenible
- Auto observación constante: Lleva un diario de síntomas y patrones
- Celebra pequeñas victorias: Reconoce cada mejora, por pequeña que esta sea
- Busca apoyo: No lo hagas sola; encuentra profesionales y comunidad
- Mantén la perspectiva: Los días difíciles son parte del proceso de sanación
No te alarmes pero sí escúchate
La inflamación crónica puede ser silenciosa, pero tú no tienes que serlo. Tienes el poder de tomar decisiones diarias que nutran tu cuerpo, calmen tu sistema nervioso y restauren tu vitalidad natural.
Recuerda que:
- Cada comida es una oportunidad de sanar
- Cada respiro consciente es un regalo para tu sistema nervioso
- Cada noche de sueño reparador es una inversión en tu futuro saludable
- Cada momento de conexión contigo misma fortalece tu capacidad de sanación
Reconozco que el sendero puede ser desafiante, pero transitarlo acompañada junto a otras mujeres que nos escuchamos y así más pronto sanar, lo hace mucho más ligero. Tu cuerpo tiene una capacidad innata para “afinarse”, tan solo necesita las condiciones adecuadas y tu determinación para hacerlo.
_____________________________________________________________________________________
Este artículo tiene fines educativos y no reemplaza el consejo médico profesional. Si sospechas que puedes tener inflamación crónica u otras condiciones de salud, consulta con un profesional de la salud calificado.
Sobre la autora: Coach de Salud Integrativa IIN especializada en ayudar a mujeres con inflamación crónica a recuperar su bienestar. Habiendo vivido y revertido el Hashimoto personalmente, combina experiencia personal con formación profesional para ofrecer un enfoque empático e integral hacia la salud femenina.
Referencia:
Farías, I. (2022, octubre 4). Inflamación crónica: ¿por qué ocurre? Medicina y Salud Pública. Recuperado de: https://medicinaysaludpublica.com/noticias/medicina-interna/inflamacion-cronica-por-que-ocurre/19332