La teoría del apego y tu forma de relacionarte

¿Alguna vez te has preguntado si la manera de relacionarnos tiene alguna explicación teórica? ¿El por qué algunos patrones se repiten una y otra vez? La teoría del apego te lleva a revisar tus primeros años de vida para encontrar ciertas respuestas. Aquí te lo explico.

tu forma de relacionarte desde el apego

Nuestra condición femenina nos lleva a privilegiar el cuidado de los otros (hijos, padres, pareja) antes que el propio bienestar. Es común que nos volquemos hacia nuestras familias, trabajos y responsabilidades; pero ¿qué pasa cuando estos patrones de conexión y desconexión afectan no solo nuestras relaciones, sino también nuestra salud física? Hoy quiero compartir contigo una hipótesis que modificó mi percepción sobre esto: la teoría del apego.

Las primeras conexiones según la teoría del apego

La teoría del apego, desarrollada originalmente por John Bowlby en los años 60, nos enseña algo profundo: nuestros primeros vínculos emocionales se convierten en un mapa mediante el cual cartografíamos nuestras relaciones futuras, incluyendo la más importante de todas: el vículo con nosotros mismos.

Como enfatiza el Dr. Harville Hendrix en sus investigaciones: «Lo que nos hace ser nosotros, es la conexión con alguien que nos importa». Esta necesidad fundamental de interactuar, no es solo emocional; también tiene implicaciones directas en nuestra salud física.

La danza de la conexión y la desconexión

Observa a una madre con su bebé. Verás algo extraordinario: cuando el bebé pierde el contacto visual con su madre, se pone ansioso, incluso puede llorar. Pero en el momento en que logra recuperar esa mirada, automáticamente se calma. Ocurre algo que podríamos llamar «reparador».

Pasamos gran parte de nuestra vida adulta intentando que esa cara vuelva a sonreír. Cuando experimentamos conexión genuina, nos sentimos bien y nuestro sistema nervioso se regula. Cuando no lo logramos, nos desconectamos y experimentamos miedo, ansiedad, y nuestro cuerpo se pone a la defensiva.

La teoría del apego y sus cuatro patrones

De acuerdo a Bowlby cuatro son los patrones principales del apego configurados durante nuestra infancia y nos acompañan hasta la edad adulta:

1. Apego seguro (Autónomo) | Un 60% de la población

En la infancia: Los cuidadores son consistentes y comprensivos. Los niños se sienten libres para explorar, sabiendo que tendrán apoyo al regresar.

En la adultez: Experimentan poca ansiedad en las relaciones. Pueden ser vulnerables porque se sienten seguros. Mantienen su independencia mientras construyen conexiones profundas.

2. Apego evitativo (Displicente) | 20% de la población

En la infancia: Los cuidadores están emocionalmente menos disponibles. Los niños aprenden a no mostrar angustia por la separación.

En la adultez: Se sienten incómodos con la intimidad emocional. Tienden a distanciarse bajo estrés y valoran más la independencia que la cercanía.

3. Apego ansioso (Preocupado) | 15% de la población

En la infancia: Los cuidadores son inconsistentes. Los niños nunca saben qué tipo de respuesta recibirían.

En la adultez: Experimentan ansiedad en las relaciones. Buscan constante seguridad y pueden desarrollar comportamientos demandantes que, paradójicamente, alejan a sus seres queridos.

4. Apego desorganizado (Irresoluto) | 5% de la población

En la infancia: Los cuidadores conjugan una mezcla impredecible de cariño y peligro, generalmente asociado con trauma.

En la adultez: Experimentan relaciones ambivalentes con muchos altibajos y dificultades para regular sus emociones.

La teoría del apego y tu salud física

Aquí es donde la teoría del apego converge con mi trabajo  de acompañamiento en salud integrativa. Los patrones de apego no solo afectan nuestras relaciones, impactan directamente nuestra salud física.

Cuando vivimos en estados crónicos de desconexión o inseguridad, nuestro sistema nervioso permanece en alerta constante. Esto significa:

  • Elevación crónica de cortisol, la hormona del estrés
  • Inflamación sistémica persistente
  • Desregulación del sistema inmunitario
  • Dificultades en la digestión y absorción de nutrientes
  • Patrones alimentarios emocionales

Estudios en el campo de la neurociencia han demostrado que las relaciones seguras y la conexión emocional activan el nervio vago, promoviendo un estado de calma que favorece la digestión, el sueño reparador y la función inmunitaria óptima.

¿Tu estilo de apego afecta tu relación con la comida?

Esta es una pregunta que hago constantemente en mi práctica. El deseo fundamental de todo ser humano es experimentar esa conexión primordial que teníamos de niños. Cuando estamos conectados, experimentamos alegría: una emoción primaria que surge naturalmente cuando se restaura la conexión y se dejan de lado el miedo y la ansiedad.

Muchas veces, recurrimos a la comida para llenar ese vacío emocional de desconexión. Los patrones de apego inseguro pueden manifestarse como:

  • Comer emocional cuando nos sentimos desconectados
  • Restricción alimentaria como forma de control
  • Relación ambivalente con la alimentación
  • Dificultad para escuchar las señales naturales del cuerpo

¿Cómo reconectar contigo misma?

La seguridad es fundamental. Sin ella, no puede ocurrir nada positivo. Sin seguridad, tendrás ansiedad, y al estar ansiosa te pones a la defensiva. Es un círculo vicioso que mantiene ese estado de anhelo sin satisfacción por miedo a volver a perder la conexión.

Estrategias para crear seguridad interna:

1. Escúchate de forma profunda

  • Dedica 10 minutos diarios a conectar con tus sensaciones corporales
  • Pregúntate: «¿Qué necesito en este momento?»
  • Responde sin juicio a lo que surja

2. Desarrolla tu diálogo interno compasivo

  • Nota cuando tu crítica interna se activa
  • Reemplaza pensamientos de juicio por curiosidad
  • Habla contigo como lo harías con tu mejor amiga

3. Crea rituales de seguridad

  • Establece rutinas que nutran tu sistema nervioso: una infusión consciente, un baño relajante, o simplemente respirar profundo.
  • Se consistente y crea tu seguridad interna

4. Práctica la presencia

  • El contacto visual contigo misma en el espejo
  • Afirmaciones positivas basadas en hechos reales
  • Celebra pequeños logros diarios

Apegate a tu bioindividualidad

Recuerda que todos somos bioindividuos complejos y estamos en constante evolución. No se trata de encajar en un estilo específico de apego, sino de usar esta información como una brújula para entenderte mejor.

Al tomar conciencia de tus patrones y evolucionar conscientemente, tus tendencias pueden transformarse con el tiempo. La neuroplasticidad de tu cerebro permite crear nuevos circuitos neuronales que favorecen conexiones más seguras y saludables.

Confía en que todo estará bien, procurando vivir sin juicios, sin preocupaciones constantes. Ello significa ver la vida a través de los ojos del autocuidado.

Por ello te invito a reconectar, primero que nada, contigo misma. Y desde ese espacio de amor propio y seguridad personal, construir relaciones más saludables, tomar decisiones alimentarias que realmente nutran tu cuerpo, y crear una vida que honre tu bioindividualidad.

¿Te identificas con algún patrón de apego en particular? ¿Has notado cómo tus relaciones tempranas podrían estar influyendo en tu conexión o desconexión actual con el bienestar? Me encantaría conocer sobre tu experiencia en los comentarios.

Referencias

Garrido-Rojas, L. (2006). Apego, emoción y regulación emocional. Implicaciones para la salud. Revista Latinoamericana de Psicología, 38(3), 493–507. Fundación Universitaria Konrad Lorenz.  Recuperado de https://www.redalyc.org/pdf/805/80538304.pdf

Hendrix, H., & Hunt, H. L. (2004). Receiving love: Transform your relationship by letting yourself be loved. St. Martin’s Griffin. Recuperado de https://www.goodreads.com/book/show/568437.Receiving_Love

 

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    Hola,
    soy Rossana

    Lidiaba con varias condiciones crónicas, tomando medicamentos para sentirme mejor, pero nada me curaba. Aunque desde afuera parecía que todo estaba bien, por dentro me sentía agotada y vacía, como si me estuviera apagando lentamente. Sin respuestas claras y sin motivación para seguir, mi vida se tornaba cada vez más oscura.