Saber qué es la inflamación crónica y cómo se siente, es fundamental para que puedas aliviarla. La inflamación, es un término comúnmente mencionado en relación con enfermedades crónicas, ciertos alimentos como el glúten y algunos aspectos de la vida moderna. Al haber sido diagnosticada con Hashimoto, me hice una especialista en identificarla.
Pero ¿cómo saber si tú tienes inflamación crónica? Sigue leyendo para obtener más información sobre qué es la inflamación crónica y cómo se siente sufrir esta condición continuamente estimulada.
¿Qué es la inflamación?
La inflamación es un proceso natural del cuerpo que se activa en respuesta al daño o la amenaza. Sin embargo, cuando un estilo de vida poco saludable, el estrés o sustancias tóxicas desencadenan la inflamación, puede convertirse en un problema crónico, dañando al cuerpo al generar células y moléculas proinflamatorias en exceso. Esto se vincula con enfermedades como las autoinmunes, donde la inflamación comienza mucho antes de que los síntomas sean evidentes.
En realidad, actualmente, todos nos encontramos en algún punto del espectro inflamatorio, que va desde la ausencia de inflamación, a inflamación leve, moderada, hasta nivel de diagnóstico dónde ya ha derivado en una enfermedad.
¿Cómo se siente la inflamación crónica?
En el caso de la inflamación aguda sus síntomas son evidentes como enrojecimiento, dolor e hinchazón en la zona afectada. Probablemente los hayas experimentado al sufrir una lesión leve como una quemadura, un hematoma o un raspón. Sin embargo, sentir la inflamación crónica es más desafiante, pues sus síntomas son un más discretos, por lo que muchas personas la padecen durante años sin poder identificar con exactitud qué les sucede.
A continuación, te presento algunas maneras en que la inflamación crónica y cómo se siente o maniefiesta en tu cuerpo:
Cambio de humor
La inflamación afecta a todo tu cuerpo, incluido el cerebro. De hecho, tu cerebro podría estar particularmente en riesgo, ya que una sobrecarga de inflamación puede desencadenar una respuesta inflamatoria-autoinmune contra el cerebro y el sistema nervioso. La consecuencia suele ser un estado de ánimo errático o ansiedad y depresión.
La inflamación también puede dañar la barrera hematoencefálica, lo que puede provocarte un estado de ánimo con fugas y estrés oxidativo en el hipotálamo, la parte del cerebro responsable de regular el apetito, el peso, la temperatura corporal, las emociones, el comportamiento, la memoria, el crecimiento, el deseo sexual y el ciclo sueño-vigilia. ¿Eso es todo? Obviamente, las consecuencias, como la confusión mental, la concentración y los problemas de atención, son algo que conviene evitar.
Dolor
Al preguntar «¿qué es la inflamación crónica y cómo se siente?», es posible que lo primero que pienses es en dolor. El dolor es uno de los signos más comunes de inflamación, ya que están estrechamente relacionados. Por ejemplo, muchas enfermedades inflamatorias y autoinmunes, como la artritis o la fibromialgia, tienen el dolor como síntoma principal. Si tus articulaciones están constantemente rígidas y doloridas, es una buena señal de que tus niveles de inflamación son más altos de lo debido.
La inflamación genera dolor para comunicarle al tu cuerpo que hay un problema que requiere atención. Es tu responsabilidad escucharlo y hacer los cambios adecuados en tu estilo de vida para que reduzcan tanto la inflamación como el dolor.
Fatiga
La inflamación crónica altera la forma en que el cuerpo responde al estrés; más específicamente, altera el eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal, que es la cascada de señales que le indican a tu cuerpo producir cortisol y otras hormonas del estrés. El resultado es un nivel crónico de cortisol alto, que puede causar fatiga durante el día, debilidad muscular, presión arterial baja y dificultad para dormir por la noche.
Cuando esto sucede, es lógico que el cuerpo prefiera que te relajes antes de entrar en el ciclo de actividad a las seis de la mañana. Muchas personas intentan superar este momento llenándose el cuerpo de cafeína, pero eso solo activa aún más las glándulas suprarrenales y la inflamación, finalmente agrava el problema.
¿Cómo se diagnostica la inflamación crónica?
Un diagnóstico preciso generalmente implica una historia clínica detallada, una evaluación de síntomas y pruebas de laboratorio. Algunas pruebas comunes incluyen:
- Proteína C Reactiva (PCR): Indicadora de inflamación general (Heikkilä et al., 2007).
- Homocisteína: Relacionada con la integridad de la barrera hematoencefálica y enfermedades cardíacas (Kamath et al., 2006).
- Ferritina: Elevada en inflamaciones y utilizada para detectar problemas como la anemia (Kell y Pretorius, 2014).
- Pruebas genéticas de metilación: Un proceso bioquímico complejo responsable de muchos procesos importantes en el cuerpo, como mantener tu cerebro e intestino sanos, proteger el ADN y desintoxicar tu organismo.
- Análisis gastrointestinales: Le permite a tu médico descartar o confirmar problemas intestinales subyacentes, como el síndrome del intestino permeable y la presencia de proteínas intestinales inflamatorias, como la calprotectina. También es recomendable realizar pruebas para detectar disfunciones del microbioma, como el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) y el sobrecrecimiento de cándida, para comprender mejor todas las posibles fuentes de inflamación.
- Recuento de glóbulos blancos: Los análisis de inmunidad, al igual que el recuento de glóbulos blancos, buscan infecciones subyacentes de bajo grado que pueden agravar la inflamación.
¿Cómo influye la alimentación en la inflación crónica?
Este tipo de tormenta sostenida y crónica de inflamación leve se desencadena por diversos factores, como los medicamentos, la exposición a toxinas, el estrés, la cantidad de movimiento corporal y, sobre todo, los alimentos que consumimos. Esto es una buena noticia, ya que significa que podemos influir en la cantidad de inflamación que experimenta nuestro cuerpo. De hecho, estudios estiman que cerca del 77 % de las reacciones inflamatorias están determinadas por factores sobre los que tenemos cierto control, como la dieta y estilo de vida. El resto está determinado por la genética.
La alimentación es fundamental porque envía señales a nuestro cuerpo; de hecho, cada bocado influye en cómo nos sentimos a diario y, a largo plazo, puede marcar la diferencia entre estar sanos o no.
Ten en cuenta que no existe una dieta universalmente saludable. Los alimentos que le funcionan bien a alguien, pueden no ser adecuados para ti y tu bioquímica única. Es importante descubrir qué alimentos «le gustan a tu cuerpo y cuáles le disgustan» para reducir la inflamación crónica. Puedes comenzar este proceso probando una dieta de eliminación o reseteo, para así identificar sensibilidades alimentarias, así como los alimentos te funcionan.
Cuando logras bajar la inflamación, tu cuerpo tiene la oportunidad de abordar los desequilibrios de salud que esta le ha causado. En definitiva, la inflamación interfiere con la capacidad natural del cuerpo para sanar.
¿Cómo disminuir los síntomas?
Ahora que sabemos qué es la inflamación crónica y cómo se siente y diagnostica, emerge la pregunta ¿cómo podemos combatirla? Les dejo mis consejos favoritos para combatirla:
1. Encuentra los alimentos que mejor se adapten a tu cuerpo: Muchas de ustedes ya evitan la comida chatarra, pero eso no significa que todos los alimentos que consideras saludables son realmente adecuados para ti. Se ha visto que muchos alimentos, incluso los saludables, pueden causar brotes de inflamación. Descubrir intolerancias y sensibilidades alimentarias es fundamental para ganar la batalla contra la inflamación.
2. Empieza a meditar: La meditación es una de las maneras más fáciles de combatir el estrés crónico, que puede contribuir a una inflamación innecesaria en el cuerpo. Incluso cinco minutos marcan la diferencia. Investigaciones han demostrado que la práctica de la meditación puede ayudar a disminuir las citocinas proinflamatorias.
3. Únete a un estudio de Yoga: La lista de beneficios del yoga es larga. Incluye mayor flexibilidad, reducción del dolor crónico y menores niveles de inflamación. Un estudio incluso demostró que hombres y mujeres que practican yoga una hora al día tienen niveles significativamente más bajos de TNF-α e IL-6. Si quieres reducir la inflamación y ponerte en forma al mismo tiempo, el yoga es ideal para ti.
4. Familiarízate con el nervio vago: Desempeña un papel fundamental en la comunicación entre el intestino, el cerebro, el hígado, el corazón y los pulmones. Se ha demostrado que estimular este nervio (respirando lentamente, cantando o tarareando profundamente) reduce una citocina proinflamatoria llamada TNF en pacientes con artritis reumatoide, además de aliviar problemas de salud relacionados con la inflamación, como la depresión y la enfermedad inflamatoria intestinal.
5. Duerme tus 8 horas completas: Sabemos que dormir lo suficiente nos ayuda a sentirnos bien, pero también combate los niveles de inflamación perjudiciales. Si quieres combatir la inflamación, comienza esta noche apagando todos los aparatos electrónicos dos horas antes de acostarte. Además, dormir lo suficiente también te ayuda a mantener un peso saludable y a reducir la confusión mental y la fatiga. ¿Suena a una situación en la que todos ganan no?
6. Abraza a tu pareja: ¿Sabías que el contacto físico puede estimular la liberación de oxitocina de la glándula pituitaria? Es cierto. La oxitocina es conocida como la «hormona del amor» y se libera cuando abrazamos, besamos, acurrucamos y, sí, tenemos relaciones sexuales. Investigaciones han demostrado que esta hormona reduce la IL-6 y estimula las células T reguladoras, lo que también reduce la inflamación.
7. Prueba el ayuno intermitente: Es común hablar de alimentos que ayudan a combatir la inflamación, pero no tanta gente habla de cómo no comer en absoluto durante períodos de tiempo también puede beneficiarnos. El ayuno intermitente se ha relacionado con una disminución de enfermedades relacionadas con la inflamación, como el asma, el lupus y el síndrome del intestino irritable (SII).
8. Muévete regularmente: Si bien el ejercicio puede desencadenar inflamación a corto plazo, puede disminuirla a largo plazo. De hecho, se ha demostrado que 20 minutos de ejercicio suprimen los marcadores inflamatorios. Cualquier actividad que aumente la frecuencia cardíaca puede considerarse ejercicio, como caminar, andar en bicicleta e incluso la jardinería; sin embargo, los ejercicios cardiovasculares como el entrenamiento HIIT han demostrado tener propiedades antiinflamatorias adicionales.
9. Aumenta el consumo de PPAR: Investigaciones sugieren que los receptores activados por proliferadores de peroxisomas (PPAR) contribuyen en la mejora de afecciones inflamatorias como la aterosclerosis, el asma, la colitis, la esclerosis múltiple (EM) y otras enfermedades autoinmunes. Algunos activadores de PPAR son, pescado capturado en estado salvaje, té verde, astrágalo, jengibre y espino amarillo.
10. Consume más vitamina C: Varios estudios han relacionado los niveles bajos de vitamina C con afecciones inflamatorias. En un estudio de 3.258 hombres sanos de entre 60 y 79 años, la ingesta de vitamina C procedente de frutas y verduras se asoció de forma significativa e inversa con la PCR y el t-PA inflamatorios.
11. Aumenta la concentración de Nrf-2: Una proteína llamada Nrf-2 participa en la regulación de la inducción de genes antioxidantes. Nrf-2 activa los genes responsables de las vías antioxidantes y de desintoxicación. Cuando se activa el Nrf-2, la inflamación disminuye. Se ha descubierto que muchas fuentes dietéticas de antioxidantes activan el Nrf-2, entre ellas: Té verde, la manzana, la cúrcuma, la uva, el romero, el brócoli y el ajo.
Reflexiones finales:
Entender la inflamación crónica y cómo se siente, para luego controlarla, es crucial para mejorar tu bienestar general. La inflamación crónica puede ser insidiosa, pero con una atención consciente y cambios en el estilo de vida, puedes mitigarlo significativamente. Tomar acciones como ajustar tu dieta y estilo de vida, tendrá un impacto transformador en tu salud. Siempre es recomendable trabajar de la mano con profesionales de la salud para crear un plan personalizado que se ajuste a tus necesidades específicas. Un enfoque holístico y personalizado contribuirá en la disminución de la inflamación, ahondando en el estado general de tu bienestar.
Referencias
- Heikkilä, K., Ebrahim, S., Rumley, A., Lowe, G., & Lawlor, D. A. (2007). Associations of Circulating C-Reactive Protein and Interleukin-6 with Survival in Women with and without Cancer: Findings from the British Women’s Heart and Health Study. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev, 16(6), 1155-1159. doi:10.1158/1055-9965.EPI-07-0093
- Kamath, A.F., Chauhan, A.K., Kisucka, J., et al. (2006). Elevated levels of homocysteine compromise blood-brain barrier integrity in mice. Blood, 107(2), 591-593. doi:10.1182/blood-2005-06-2506
- Kell, D.B., & Pretorius, E. (2014). Serum ferritin is an important inflammatory disease marker, as it is mainly a leakage product from damaged cells. Metallomics, 6(4), 748-773. doi:10.1039/c3mt00347g
- Rahman, I., Biswas, S.K., & Kirkham, P. A. (2006). Regulation of inflammation and redox signaling by dietary polyphenols. Biochem Pharmacol, 72(11), 1439-1452. doi:10.1016/j.bcp.2006.07.004
[…] digestivos: Aliviando síntomas del síndrome del intestino irritable (SII) mediante la identificación de desencadenantes alimenticios y el fortalecimiento del […]
[…] de este blog o ya tienes tiempo acompáñandonos, advertirás el énfasis que hacemos en abordar las enfermedades crónicas inflamatorias desde un enfoque integral de la salud, atendiendo a la evidencia de que cada vez son más personas […]